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Talcott Parsons: La tesis de la convergencia

1.1 La tesis de la convergencia.   


            Como ya se ha adelantado, en la Estructura de la Acción Social, Parsons presenta y elabora su famosa tesis sobre la convergencia del desarrollo de la teoría social dentro de la evolución del pensamiento occidental moderno, a partir del estudio y análisis sistemático de la obra de cuatro pensadores europeos: Alfred Marshall, Wilfredo Pareto, Emile Durkheim y Max Weber. Desde su punto de vista, en la obra de estos cuatro autores es posible vislumbrar desarrollos y propuestas conceptuales, que desde distintos enfoques, énfasis y puntos de partida, apuntan a un estadio de desarrollo teórico común. Es decir, cada uno de estos autores por separado, logra establecer un núcleo de desarrollos conceptuales, propuestas analíticas y solución de problemas a cuestiones sociales fundamentales, que presentan una importante similitud a nivel de sus contenidos teóricos (si bien a nivel de los significantes de los conceptos, las diferencias son evidentes)[1]. Para Parsons, el punto de convergencia en la obra de estos cuatro autores, se encontraba en la ruptura y superación teórica que establecían con respecto a la tradición del pensamiento social dominante en Europa durante los siglos XVIII y XIX: el utilitarismo. A partir de su primera y más consistente formulación, que a juicio de Parsons estaba contenida en EL LEVIATAN de Hobbes, pasando por las reformulaciones de Locke y Malthus, entre otros exponentes de tal línea de pensamiento, el utilitarismo como sistema teórico, como sistema conceptual de categorías para el análisis de la acción, estaba siendo carcomido por las fuertes contradicciones e inconsistencias lógicas dentro de su núcleo conceptual. El estudio sistemático del corpus teórico utilitarista, develaba un importante divorcio entre sus propuestas analíticas (su solución al problema del orden) por un lado, y los supuestos implícitos que manejaban sus autores sobre la naturaleza del comportamiento y la sociedad humana.

La “teoría utilitarista de la acción” tal como era propuesta por sus autores, estaba siendo bombardeada internamente por sus propias insuficiencias y contradicciones lógicas. La derivación lógica de los supuestos implícitos sobre la conducta humana y el orden social emergente de tales premisas, era incompatible tanto con la realidad empírica como con el “modelo” a partir del cual se intentaba describir empíricamente la realidad social. O, en sentido inverso, los fundamentos de la explicación sobre el orden social, no se terminaba por encontrar lógicamente con los principios de individualismo y racionalidad, a partir de los cuales los utilitaristas analizan y explican la conducta de las personas y el orden humano. Para Parsons ello suponía un estancamiento en la evolución y desarrollo de la teoría de la acción, situación que era necesaria de superar con nuevas herramientas analíticas. El sistema teórico utilitario quedó preso de sus propios supuestos, no siendo capaz de superar sus problemas y contradicciones lógicas y analíticas. Esta era la dimensión teórica que para el autor era necesaria de resolver con su propuesta de una teoría voluntarista de la acción, encontrando en la obra de los autores mencionados los elementos analíticos de un nuevo marco de referencia (modelo) para el estudio de la acción y del orden social.

Sin embargo, la inquietud de nuestro autor no era solamente teórica. También tenía una dimensión política e ideológica, la que dice relación con el contexto histórico y social que rodeó a Parsons. Los acontecimientos que afectaron a las sociedades europeas durante el primer tercio del siglo XX (la Gran Guerra, la Depresión de 1929, y las revoluciones comunistas y fascistas que siguieron a estos acontecimientos), planteaban un cuestionamiento radical al núcleo valórico del liberalismo occidental: el individuo y la razón. Como indica Alexander[2], las doctrinas de izquierda y derecha y las revoluciones políticas y económicas que fundamentaron en Europa, constituyeron un ataque directo a los valores de la ideología y la teoría liberal decimonónica, valores que están detrás de las más importantes instituciones sociales europeas modernas del siglo XX: la democracia y el mercado. La siguiente cita del libro de Alexander sintetiza de manera adecuada el doble desafío (intelectual e ideológico) y la inquietud que animaba a nuestro autor en el desarrollo de su primera propuesta teórica: “… Parsons sabe muy bien que su esfuerzo intelectual para elaborar un nuevo sistema de teoría abstracta forma parte de la intensa crisis social de sus tiempos… La sociedad occidental deposita una gran fe en la integridad del individuo y en su capacidad para el raciocinio, pero ambos objetos de esta fe tradicional han sufrido un duro revés durante los acontecimientos de la entre guerra. Aunque Parsons reconoce que hay obvias razones sociales para esta amenaza al individualismo y la racionalidad, está escribiendo una obra teórica, y atribuye parte de la crisis contemporánea a desarrollos intelectuales internos [ ] Para salvar la integridad del individuo, y sostener la capacidad de la razón, era preciso modificar la teoría liberal. Revivir y reformular la ideología liberal era la gran exhortación moral de la cual nació su nueva teoría” (Alexander: 2008, p. 27-28).

Las propuestas ideológicas de derecha e izquierda, a juicio de Parsons, no consideran al individuo ni a la razón como categorías analíticas centrales; es decir, el orden social como fenómeno emergente en la realidad, no encontraría en tales elementos su fundamento. Dicho de modo analítico, al interior de esas ideologías se podría hacer un análisis del orden social sin recurrir a las categorías de individuo y razón. Tales elementos serían prescindibles al momento de analizar y explicar la emergencia en la realidad del orden de los fenómenos sociales. 

Resumiendo, la tesis de la convergencia, la superación del sistema teórico utilitario y el reemplazo de la teoría utilitarista por una teoría voluntarista de la acción, implicaba para Parsons no sólo la superación del sistema utilitario en el plano de la teoría abstracta, sino que involucra la elaboración de un nuevo marco de referencia para el análisis de la sociedad que resuelva de manera adecuada las graves falencias del utilitarismo, y que ponga al individuo y a su capacidad de racionalidad (su capacidad de deliberación) en el centro del desarrollo de la teoría social moderna. Es decir, que considere a estas categorías como elementos analíticos centrales del desarrollo de marcos conceptuales para el análisis de la acción y el orden social.

Para Alexander, la teoría voluntarista de la acción propuesta por Parsons es un esfuerzo de síntesis teórica a partir de la formulación de un marco de referencia que conjugara de modo coherente, las distintas perspectivas de análisis desarrolladas por las principales de las corrientes de pensamiento europeo, de modo que el examen y descripción de la acción social, comprendiese una perspectiva multidimensional que combinase los diferentes elementos y énfasis analíticos desarrollado por cada una de las corrientes de teoría más desarrolladas. El siguiente cuadro resume el esfuerzo multidimensional de Parsons.



[1] “Es en el primer nivel y no en el último donde los autores aquí estudiados convergen, casi explícitamente, en un único sistema. Pero varía tanto el modo como dicho sistema es descrito en sus obras que no cabe reducir, sin un largo y difícil análisis, los elementos analíticos a un único sistema” (Parsons: 1968, p. 77).
[2] Alexander, J. (2008): “Las Teorías Sociológicas desde la Segunda Guerra Mundial”, Ed. Gedisa, Barcelona.