• menos copyright, más cultura
  • Aquí encontraras los libros que más buscabas...
  • Te invitamos a ver nuestra videoteca
  • Revista de sociología de la Universidad Central de Chile
  • Dale un 'i like' e invita a tus amigos
  • SPSS 17, Descargalo aquí

La ética de la democracia - Waldo Ansaldi



Más allá del Estado nacional - Jürgen Habermas




Los límites de la democracia Tomos I y II - CLACSO



Clave: sociologos

En busca de la politica - Zygmunt Bauman



Los partidos políticos en el inicio de los noventa - CLACSO


Elementos de Semiología - Roland Barthes




Software estadístico IBM SPSS 19 en español


















SPSS Statistics (antes PASW) es el paquete estadístico de referencia. Concebido para el análisis de datos en ciencias sociales, su potencia y la cantidad de pruebas disponibles le convierten en el programa de elección para cualquier escenario que requiera predicciones rápidas y fiables.

El punto fuerte de SPSS Statistics es la facilidad de uso. Todos los análisis se llevan a cabo a través de cuadros de diálogo con un excelente diseño. La interfaz de SPSS Statistics facilita la introducción de un gran volumen de datos y variables.

El editor de datos es una parte esencial del programa, y hay un menú entero dedicado a la manipulación de ficheros. El nuevo editor de sintaxis de SPSS Statistics es un cambio largo tiempo esperado y a la altura de las expectativas.

Una vez que se ejecuten pruebas, ya sean estadísticos descriptivos, regresiones, ANOVAs, series temporales o análisis cluster, SPSS Statistics mostrará los resultados en un visor aparte junto a los gráficos. Desde allí se pueden copiar y pegar a otros programas o exportar en formato PDF o DOC. La integración con Office de SPSS Statistics se ha mejorado notablemente.

Con un rendimiento sólido y un motor gráfico sobresaliente, SPSS Statistics sigue siendo un clásico difícil de destronar. Sus últimas mejoras y la traducción al español de la interfaz le convierten en imprescindible.




Información del archivo:
Tamaño: 481MB
Incluye Medicina para dejarlo Full (Dentro las Instrucciones)
Incluye Manual de Usuario de la version 19 en Español
Compatible con Windows 7

El socialismo de ayer y de siempre

por Noam Chomsky

El término “socialismo” se ha convertido en un comodín confuso que cualquiera puede usar a su antojo. Usted incluso ha dicho que todos los países que se han llamado socialistas han sido en realidad antisocialistas. Si es así, ¿qué significa socialismo hoy? [Leer más]

El socialismo de ayer y de siempre

por Noam Chomsky

El término “socialismo” se ha convertido en un comodín confuso que cualquiera puede usar a su antojo. Usted incluso ha dicho que todos los países que se han llamado socialistas han sido en realidad antisocialistas. Si es así, ¿qué significa socialismo hoy?

Cuando la gente habla de socialismo sobre todo habla del control estatal de la producción y los recursos naturales. A eso se le puede llamar como sea, pero no es lo que el socialismo ha significado por tradición. Hay muchas versiones del socialismo pero todas tienen en común un valor central: quienes producen deben tener el control de la producción. Los trabajadores deben controlar las fábricas, los campesinos deben controlar las tierras que trabajan y también sus comunidades. El socialismo visto así es una forma extrema de democracia. Pero, en realidad, no hay nada parecido en los países llamados socialistas. De hecho, los bolcheviques, que eran el ala derecha de los socialistas, tomaron el poder en 1917 estableciendo el patrón de lo que seguiría, y se movieron rápidamente para eliminar las genuinas formas de socialismo que habían sido ensayadas antes y constituían el fermento de los soviets, verbigracia los consejos fabriles o la actividad revolucionaria de las sociedades agrarias. Estas formas fueron debilitadas y velozmente desmanteladas hasta que prácticamente no pudieron funcionar. La Asamblea Constituyente fue eliminada porque habría transferido poder a las bases sociales campesinas y trabajadoras, cosa que a los bolcheviques no les interesaba y, de hecho, fue la razón por la que crearon los “ejércitos del trabajo”, sometidos al mandato del líder. Y esto es lo opuesto al socialismo. Los bolcheviques nacionalizaron las industrias y los recursos. En ese sentido, eliminaron el capital privado y eso generó una visión muy negativa del socialismo. Ahora bien, ellos tuvieron sus razones y la principal era la peligrosa situación internacional. Habían sido invadidos por Occidente y basaban sus medidas en principios y concepciones del marxismo, aunque en este caso eran concepciones que Marx mismo no sostuvo. La supuesta idea marxista era que un país no puede llegar al socialismo sin atravesar determinadas etapas, la primera de las cuales es la industrialización; luego vendría la organización del proletariado, que tomaría los asuntos en sus propias manos para establecer una dictadura. Rusia difería en ése y otros aspectos: era una sociedad campesina atrasada, básicamente una sociedad colonial, aunque inusualmente poderosa y con una gran fuerza militar, incluso bajo los zares. Además, había desarrollo en ciertos campos y una élite cultivada y sofisticada. Esta combinación no es extraña. Solo hay que fijarse en América Latina, donde sucede lo mismo y hay una élite con una rica tradición cultural. Los soviets querían industrializar a Rusia y, dadas sus circunstancias, pensaron que lo harían a través de un liderazgo autoritario. De esta manera implementaron casi toda la estructura en la que más tarde se produjeron las monstruosidades de Stalin. Los otros países llamados socialistas adoptaron variantes de estas estructuras, aunque hubo diferencias, como en la China de Mao.

Diferencias que no hicieron el socialismo de Mao menos sangriento que el de Stalin.

No menos sangriento, es cierto. Pero si te fijas notarás que la caracterización de China en Occidente no es correcta. Los economistas modernos señalan que el avance radical del tren económico chino solo ha sido posible porque está montado sobre los sólidos rieles de Mao. Eso lo demuestra el Premio Nobel de Economía Amartya Sen en un estudio cuya primera parte ha sido muy elogiada, al tiempo que la segunda es prácticamente inmencionable en Occidente porque compara China con India entre 1947 y 1979, lo que tiene sentido pues en el 47 ambos países se independizaron y el 79 fue el año del gran viraje de la reforma económica china. Al estudiar la mortalidad durante la hambruna de 1958, Sen la llamó una hambruna política. No porque hubiera un propósito deliberado de causarla, sino porque el sistema totalitario era tal que la información acerca de lo que estaba pasando no llegaba a los centros de decisión y cuando lo supieron ya era demasiado tarde. En ese sentido, se trató de un crimen político. Pero incluso contando esos treinta millones de víctimas, sucede que en India murieron cien millones de personas por la hambruna, simplemente porque el capitalismo democráctico de ese país no instituyó las reformas sociales que previnieran ese desastre, como lo hizo China con los sistemas rurales, los médicos de a pie y otros programas. Eso, a fin de cuentas, hizo una diferencia de setenta millones de víctimas. En palabras de Sen, India puso tantos esqueletos en el clóset cada ocho años como lo hizo China en el período del gran salto hacia adelante, su mayor vergüenza. Durante la revolución cultural también se cometieron muchas atrocidades pero, al parecer, las condiciones generales en las áreas rurales también mejoraron. Así que es una historia ambivalente.

¿Cree usted que valió la pena la experiencia en términos históricos?

No puedo sacar conclusiones de unas pocas conversaciones, pero de vez en cuando oigo a gente muy crítica con Mao que cuenta cómo en su gobierno se asesinó a mucha gente de forma sangrienta. Así que es un asunto complejo. Lo que no admite discusión es lo que pasó en la India capitalista y democrática en el mismo período. Sin embargo, a la hora de juzgar estos hechos siempre usamos un doble estándar. Si comparas a nivel mundial, verás que los errores y las matanzas de la democracia capitalista son colosales, pero no los contamos.

Volvamos al centro de la cuestión. ¿De qué hablamos cuando hablamos de socialismo?

En esencia, el socialismo es lo que tradicionalmente fue. Los productores, que son la mayoría de la población, deberían tener el control sobre la producción. Pero cuando hablo de productores no me refiero solamente a los trabajadores de las fábricas. Un productor puede ser un ingeniero de programación o un profesor universitario.Y, en realidad, la universidad es la única institución que se aproxima a esta idea según la cual los productores controlan lo que ellos producen. De modo que ellos deben controlar cualquiera que sea el aparato de producción en el cual operan. Deberían tomar las decisiones y lo mismo debería decirse de la comunidad en cuanto al control de su propio funcionamiento. Estas concepciones del marxismo coinciden en gran medida con el anarcosindicalismo. De hecho, hubo levantamientos obreros cuyas luchas antitotalitarias derivaron del modelo anarcosindicalista, como es el caso del sindicato Solidaridad en Polonia. La revolución húngara también surgió de un movimiento con estas características. Es algo que pasa de manera automática cuando la gente trata de derrocar a los amos. Ésos son los elementos centrales del socialismo. Pero el socialismo existente ni se aproxima a esos elementos. De hecho, es casi justamente lo opuesto. ¡En Estados Unidos hay más control de los trabajadores sobre la producción que en Rusia!

El punto es que su concepción se aleja del concepto tradicional de clase trabajadora y quienes la representan. También les resta poder a instituciones tradicionales como el Estado, que históricamente se ha proclamado agente principal del socialismo.

Sí, eso es válido para el socialismo existente, es decir, un tipo de socialismo que prácticamente no se puede distinguir del capitalismo de Estado. Para entenderlo conviene analizar el caso de Estados Unidos, reconocido como la sociedad capitalista por excelencia. ¡Y no es para nada una sociedad capitalista en el sentido tradicional!

¿Cómo llegó este país a ser la sociedad más rica y avanzada? Pues bien, había economistas como Adam Smith que aconsejaban en su época a Estados Unidos. ¿Qué tipo de consejos le daban? Los mismos que ofrecen el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional a América Latina. Smith aconsejó al gobierno estadounidense profundizar sus ventajas comparativas. Ustedes son buenos en agricultura y exportando pieles, afirmaba. No traten de competir con bienes acabados, porque en eso Inglaterra es mucho más eficiente. Así que para alcanzar la eficiencia total, deben exportar en el sector primario y comprar los bienes industriales de Inglaterra. También aconsejó al gobierno no monopolizar los recursos naturales. Eso no era un asunto despreciable si recordamos que el petróleo del siglo XIX fue el algodón, que era el núcleo de la revolución industrial. Estados Unidos producía una gran parte del algodón mundial y Smith decía que no lo monopolizaran porque era económicamente perjudicial. En lugar de eso, Estados Unidos subió enormemente los impuestos a los textiles británicos y así pudo arrancar con su propia industria textil, que es la forma original de comenzar la industrialización. Más tarde bloqueó la industria metalúrgica británica, muy superior a la nuestra entonces. El gobierno incluso trató de monopolizar el algodón y estuvo a punto de lograrlo. En el Congreso se decía: “Si podemos acaparar el algodón, pondremos a Gran Bretaña de rodillas”. El ejemplo muestra a las claras que el desarrollo de este país no fue un proceso capitalista. Y eso se mantiene hasta hoy con Internet y los computadores. En conclusión, Estados Unidos es tan capitalista como Rusia socialista.

Ahora bien: las categorías socialismo y capitalismo son armas ideológicas, no términos descriptivos, aunque ciertamente hay muchas diferencias entre la versión soviética del capitalismo de Estado y la versión estadounidense. Pero ninguna de las dos se aproxima a los términos con los que se les identifica en la guerra ideológica. Y si nos ponemos a examinar, uno de los pocos lugares que aplica el término capitalismo es América Latina, donde se impuso en una versión neoliberal que sigue de cerca las líneas de Adam Smith. ¡Solo imaginemos lo que habría pasado si Estados Unidos hubiese seguido esas reglas! El neoliberalismo se creó para imponerlo en el Tercer Mundo. No es nada nuevo: esas ideas provienen de los modelos económicos creados para sojuzgar a las colonias.

Chile y Bolivia: Las lenguas rotas

por Ascanio Cavallo

El lenguaje común que hablan Chile y Bolivia parece no encontrarse en punto alguno y se ve continuamente desbordada por la sensación de que sólo importa la realpolitik.

¿Evo Morales ha tirado del mantel en la negociación de la famosa agenda de 13 puntos con Chile? ¿O más bien espera que el gobierno de Chile aplique también el principio de las "cuerdas separadas" que aceptó con Perú, en el cambio de enfoque más importante de la política exterior chilena de los últimos 30 años?
Morales siguió un camino inusualmente riguroso. Anunció que esperaba una propuesta marítima chilena para el "Día del Mar". Como no la recibió, en esa conmemoración anunció que demandaría a Chile en tribunales internacionales. Y ante las respuestas de La Moneda a esos dichos, declaró que Chile estuvo "perdiendo el tiempo" en el diálogo sobre los 13 puntos. Escalón por escalón, el Presidente boliviano preparó lo que el semanario peruano Caretas llamó "el fin de la larga luna de miel" entre La Paz y Santiago.


Hay buenas razones para preguntarse si esa luna -los seis años de negociaciones sobre los 13 puntos- ha sido de miel o de hiel, porque incluso en sus mejores momentos ha estado marcada por la desconfianza y el desequilibrio de expectativas. Morales sinceró que para Bolivia los 13 puntos eran sólo uno: el mar. ¿Y acaso Chile no lo sabía?

Lo que pasó ahora se puede resumir así: el gobierno de Piñera creyó posible formular una oferta a Morales, lo anunció así privadamente, llegó luego a la conclusión de que ella sería "destrozada" en el ambiente político de La Paz y por tanto no llegó a plantearla. Morales recibió esta noticia como una puñalada.
¿En qué consistiría esta oferta? Hace ya muchos años la clase dirigente chilena, de derecha a izquierda, ha desarrollado el consenso de que Bolivia podría tener una salida directa al Pacífico mediante una franja territorial pegada a la frontera con Perú. Sería una tecnicalidad que tal franja fuese sin soberanía, con ella o con un acuerdo de gradualidad. La única condición relevante de la diplomacia chilena ha sido que se trate de un proceso de integración, y no sea el resultado de la alteración de un tratado o de una reivindicación territorial. Perú dificultó conscientemente esta posibilidad con su demanda contra Chile en La Haya, pero esa circunstancia podría abordarse como un tropiezo, no como una clausura.

Por lo tanto, esta es sólo una parte del problema. La otra, la de fondo, es la convergencia de tres diferencias que ponen una incalculable distancia en todas las relaciones entre Chile y Bolivia.

La primera es la endémica inestabilidad política de Bolivia, que aunque no ha llegado a convertirla en un estado fallido, hacen de su diplomacia una montaña rusa. Esto ha creado ciertos hábitos perversos en ambos países. Cada vez que Bolivia eleva el tono de su reivindicación marítima, los chilenos miran la popularidad del gobierno paceño y explican sus reacciones por sus conflictos internos. Es la manera perfecta de ver una verdad a medias. A la inversa, cada vez que Chile intenta una aproximación diplomática, los bolivianos piensan que sobreviene otro proceso de dilaciones. Otra verdad a medias.

La centroizquierda chilena quiso creer, con no poco voluntarismo, que Evo Morales representaría una esperanza mayor de estabilidad y consenso social en Bolivia. Pero eso ha terminado siendo una tercera verdad a medias: Morales sólo es lo que las limitaciones de su desafío ideológico-etnográfico le han permitido ser.

La segunda es el irredentismo. Bolivia perdió grandes territorios en la Guerra del Pacífico con muy escasa resistencia y bajo la dirección de una clase política y militar dividida. Casi se podría decir que la verdadera guerra se libró entre Chile y Perú, y que la presencia de Bolivia fue apenas accidental, por muchos que fuesen sus perjuicios. En esa guerra salvaje Chile ocupó Lima, no La Paz. ¿Hizo una diferencia, quizás inconsciente, entre el Virreinato y el Tahuantisuyo?

Pero desde entonces y por 132 años, más tiempo del que tuvo litoral como república independiente, la misma clase boliviana ha sostenido en forma persistente dos cosas: 1) que la pérdida del mar fue injusta y 2) que la lentitud de su desarrollo económico se debe a su enclaustramiento. La fuerza de esa insistencia ha llegado a crear cierto sentimiento de culpa en Chile, cuyos líderes no aceptarían negociar con Perú, como no lo hicieron con Argentina, lo que están dispuestos a transar con Bolivia. Da lo mismo si es cierto o falso que los bajos índices sociales bolivianos se deban a la falta de mar. Si lo sienten así, alguna razón deben tener.

La cara negra del irredentismo es que cualquier solución, por generosa que fuese, no sería nunca suficiente. Cuando los políticos bolivianos infatúan en sus discursos la recuperación de Atacama, ese fantasma activa en Chile las ideas nunca extinguidas de que en verdad ninguna solución es posible.

El tercer factor es cultural. Si hay algo en los países que se pueda llamar estilo, los de Chile y Bolivia han estado en las antípodas. Hace unos años un alto diplomático chileno viajó a Buenos Aires a reunirse en secreto con su par boliviano, listo para sellar un acuerdo sobre ampliación de capacidades portuarias de Bolivia. En el momento de la firma, el representante de Bolivia presentó nuevas peticiones, muy superiores a las concordadas. Tiempo después, el diplomático tuvo ocasión de preguntarle al entonces Presidente de Bolivia, Gonzalo Sánchez de Losada, por qué había fracasado esa gestión. El ex mandatario explicó: "Es que yo les dije: con Chile, siempre pidan un poquito más".

La diferencia de lenguajes es esencial en la diplomacia. Mejor dicho: la diplomacia consiste en comprender el lenguaje del otro. Pero la lengua común que hablan Chile y Bolivia parece no encontrarse en punto alguno y se ve continuamente desbordada por la sensación de que sólo importa la realpolitik.

El cuarto elemento es Perú. Pero ni la más astuta política limeña podría haber pescado en el revuelto río chileno-boliviano si entre La Paz y Santiago hubiese existido alguna vez la certeza de que un paso no es un retroceso, que un acuerdo no es una controversia y que un gesto no es una hostilidad.

El caso es que, a un año de instalado, el gobierno de Piñera enfrenta el peor cuadro vecinal que se haya planteado desde los años 80. ¿Circunstancial, estructural, heredado, inevitable, molesto, irrelevante, delicado, peligroso? Todas las anteriores.

Fuente:

DOCUMENTAL: De la servidumbre moderna


Titulo: De la servidumbre moderna
Genero: Documental
Formato: AVI
Idioma: Español
Tamaño: 687 MB
Duración: 52'







El objetivo central de este documental es poner de manifiesto la condición del esclavo moderno en el marco del sistema totalitario mercantil y dar a conocer las formas de mistificación que ocultan esta condición servil. Fue concebida bajo la única intención de atacar de frente la organización dominante del mundo.

En el inmenso campo de batalla de la guerra civil mundial, el lenguaje constituye una de nuestras armas. La intención es llamar las cosas por su nombre y revelar la esencia escondida de la realidad a través de la manera como es llamada. La democracia liberal, por ejemplo, es un mito ya que la organización dominante del mundo no tiene nada de democrático ni de liberal.

Es, entonces, urgente sustituir el mito de la democracia liberal por su realidad concreta de sistema totalitario mercantil; se trata de divulgar esta nueva expresión a modo de una línea de pólvora dispuesta a incendiar las mentes con el desenmascaramiento de la naturaleza profunda de la dominación presente.

América Latina se arma contra el Imperio (EEUU)

El genial teórico militar, Karl von Clausewitz, insistía en que la guerra moderna es “la continuación de la política por otros medios”. Con ello, el general prusiano postulaba que la guerra es “un acto político” y, como tal: “Constituye un acto de fuerza que se lleva a cabo para obligar al adversario a acatar nuestra voluntad” .



La América nuestra enfrenta hoy un nuevo reto geopolítico: responder a las recientes acciones protagonizadas por el Imperio estadounidense para ampliar su capacidad de movilidad y acción militar al sur del Río Bravo. Desde la activación el pasado año de la Cuarta Flota de la Marina de Guerra de Estados Unidos asignada a patrullar los mares que rodean a la América del Sur, hasta la expansión de la presencia militar estadounidense en Colombia, mediante la entrega para su control de facto de siete bases que le proveen una amplia y poderosa plataforma desde donde operar en función de sus intereses geoestratégicos en la región, entre otros hechos, Washington ha proclamado sus verdaderas intenciones imperiales hacia la región más allá de los artificios retóricos de sus gobernantes de turno.

Unido a los actuales dispositivos de intervención que integra su red de bases en otros países de la región y su poca convincente respuesta al golpe de Estado en Honduras, el gobierno de Estados Unidos insiste en recuperar su incontestable hegemonía histórica en la América nuestra y para ello implanta una estrategia de contención y reversión de las tendencias significativas de cambio hacia una mayor independencia política y económica. En juego está la posibilidad real de los pueblos de Nuestra América de hacer valer su voluntad soberana. De ahí que no le queda otra alternativa a los pueblos y gobernantes de la región que alistarse para defender sus conquistas y garantizar sus intereses. Es en este marco que hay que entender una serie de decisiones tomadas por gobiernos de la América nuestra para mejorar su capacidad militar defensiva y disuasiva.

Por ejemplo, Brasil acaba de suscribir con Francia un acuerdo de cooperación militar estratégica que servirá para que la potencia suramericana cuente no sólo con la mayor flota naval de la América nuestra, sino que le permitirá ser la primera con submarinos atómicos. En lo que ha sido calificado por los analistas regionales en temas de seguridad como “el más importante pacto de defensa de la historia reciente”, Brasil y Francia decidieron no sólo una multimillonaria adquisición de submarinos, helicópteros y cazabombarderos, sino también la necesaria transferencia de tecnología que permita darle un impulso significativo a la industria militar brasileña.

Ahora bien, el acuerdo puede servir además para contrarrestar las movidas recientes de Estados Unidos para trastocar la situación geoestratégica en la región. En ese sentido, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva parecería estarle enviando un mensaje a su par estadounidense Barack Obama de que Nuestra América también puede jugar, al igual que lo ha hecho y sigue haciendo Estados Unidos, a “la zanahoria y el garrote”.

En lo inmediato, el acuerdo franco-brasileño provee para la venta al gobierno francés de diez aeronaves de carga y transporte de tropas, el KC-390 de la empresa aeronáutica brasileña Embraer, un atractivo sustituto del Hércules C-130 de la empresa estadounidense Lockheed. Asimismo, incluye la compra y transferencia de tecnología francesa para la fabricación en Brasil de cazabombarderos Rafale, los cuales estarán disponibles para su venta a las fuerzas aéreas del resto de la América nuestra. También, Brasil adquirirá cincuenta helicópteros y cinco submarinos franceses, e integrará con Francia una empresa que estará a cargo de la fabricación del primer submarino de propulsión atómica. De esta forma, Brasil se convierte en sólo el séptimo país con capacidad para diseñar, producir y operar submarinos nucleares. Según los analistas, el monto del acuerdo militar Brasil-Francia es superior a la inversión que representa el acuerdo reciente Estados Unidos-Colombia.

Según el Ministerio de Defensa brasileño, la actual estrategia militar de la potencia sudamericana posee un carácter estrictamente “disuasivo”, es decir, su fin es ampliar la capacidad de respuesta militar para repeler cualquier ataque de otro país contra su territorio. Dentro de dicha estrategia, uno de los objetivos prioritarios es negarle el uso del mar al enemigo.

Por su parte, el mandatario brasileño ha justificado las decisiones de su gobierno en el área de defensa en función del potencial riesgo de conflicto que hay en torno a la llamada Amazonia Azul, particularmente en la llamada zona “pre-sal” frente a las costas de dicho país sudamericano donde se han hecho nuevos e importantes hallazgos de recursos petroleros. Lula ha manifestado su preocupación por la presencia de la Cuarta Flota de Estados Unidos en esa zona: “ Yo había hablado con Bush y tenemos que hablar con Obama. La Cuarta Flota está casi encima de la pre-sal”.

En ese sentido, el presidente brasileño insiste en que su objetivo es “cuidar el territorio” nacional. “El petróleo ya fue motivo de muchas guerras y no queremos ninguna guerra y ningún conflicto” en torno a los nuevos yacimientos hallados, puntualiza.

A pesar de que Estados Unidos sigue siendo el principal mercader de armas en el planeta, responsable por más de dos terceras partes de las ventas de armas en el mercado mundial, según cifras del 2008, el acuerdo Brasil-Francia confirma ya una tendencia creciente de los gobiernos sudamericanos en romper con la dependencia, que prevaleció hasta el pasado siglo, en Estados Unidos como principal proveedor de equipos militares a sus países.

Otro acuerdo estratégico en esta dirección es el suscrito entre Venezuela y Rusia. El rearme venezolano incluye la adquisición de varios batallones de tanques medianos T-72, vehículos de combate BMP-3, 24 aviones caza Sukhoi, 53 helicópteros de combate Mi-28, 200 misiles antiaéreos Igla-S, lanzacohetes portátiles RPG-7, 5000 fusiles Dragunov para francotiradores y 100,000 fusiles de asalto Kalashnikov. También, el gobierno venezolano se propone además la adquisición de unos 20 sistemas de misiles tierra-aire TOR M1, varios aviones de reconocimiento Ilushyn y 3 submarinos Project 636 Varshavyanka, entre otros equipos.

El presidente venezolano Hugo Chávez Frías explicó que los nuevos tanques rusos T-72 forman parte de lo que llama el “Plan Escudo de Occidente”, que doblará las fuerzas blindadas actuales para defender la frontera con Colombia luego de la expansión amenazante de la presencia militar estadounidense en ese país vecino. Chávez ha anunciado igualmente que impulsará la creación de “tropas de combate”, a modo de milicias de trabajadores, campesinos y estudiantes, cuya misión será la defensa de la Revolución bolivariana frente a sus enemigos internos y externos.

Bolivia suscribió recientemente un convenio para la compra de armas a Rusia, cuyo objetivo insistió el presidente Evo Morales Ayma no será “provocar guerras”, sino modernizar a las Fuerzas Armadas para poner al país en condiciones de “defenderse y evitar provocaciones”. Ecuador también ha informado de nuevas compras de equipos y armamentos con fines defensivos. El proceso de rearme de ambos países andinos se inscribe claramente, al igual que en los casos de Brasil y Venezuela, dentro del clima de desconfianza generado por la ampliación de la presencia militar de Washington en la región.

Los países miembros de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) crearon a principios de año el Consejo de Defensa Sudamericano para coordinar la cooperación y el diálogo entre éstos sobre los temas militares. Dicho Consejo se ha dado cita para el próximo 15 de septiembre en Quito para discutir, como tema central, el acuerdo reciente firmado entre Colombia y Estados Unidos. También habrán de abordar las preocupaciones manifestadas por algunos en su seno sobre lo que alegan constituye una carrera armamentista en la región.

Según el Instituto de Investigación para la Paz Internacional de Estocolmo (SIPRI), el gasto militar en toda la América nuestra se ha incrementado en un 91 por ciento entre 2003 y 2008. Sin embargo, aún sigue siendo una de las regiones que menos invierte en armamentos en el mundo. Pero, tal parece que ante los designios imperiales en la región, ésta no tendrá tregua y no le quedará otra alternativa más que armarse para obligar a Washington a respetar la voluntad soberana de cambio que se potencia en su seno.



----------------
El autor es Catedrático de Filosofía y Teoría del Derecho y del Estado en la Facultad de Derecho Eugenio María de Hostos, en Mayagüez, Puerto Rico. Es, además, miembro de la Junta de Directores y colaborador permanente del semanario puertorriqueño “Claridad”.

América Latina y la resistencia contra las transnacionales

Desde hace una década, nuevas y variadas formas de resistencia social han visto la luz en América Latina para enfrentar las exacciones de las empresas transnacionales (ETN). La disputa entre bienes y derechos comunitarios y universales, de un lado, y la ganancia privada y la expoliación, del otro, adquiere mayor relevancia en la medida que el capitalismo está agotando las posibilidades de seguir ilusionando con la idea del “progreso social”.



Entre el 2000 y el 2009, América Latina y el Caribe (ALC) recibieron alrededor de 465 mil millones de dólares como ingresos de inversión extranjera [1], una suma sin duda considerable. Independientemente de que esas inversiones se dirigieron a pocos países, todo indica que hay una fuerte correlación entre la llegada de esos flujos de capital y el incremento de las luchas de resistencia contra las ETN que en los últimos años han marcado la geografía latinoamericana. Pese a que la etapa más importante de privatizaciones y enajenación de bienes y recursos públicos que promovió la ola neoliberal conocida como “Consenso de Washington” se concentró entre mediados de los años ochenta hasta el final de los años noventa, los ingresos captados en estos años sirvieron muchas veces para consolidar y/o expandir la presencia de las ETN, sobre todo europeas o estadounidenses.

También en esos años varios países de la región firmaron distintos acuerdos de libre comercio, y/o de inversiones, con los Estados Unidos o la Unión Europea, o aplicaron agresivas políticas para atraer la presencia de ETN en su territorio, bajo el argumento de que eso permitiría un mayor crecimiento económico, reducir la pobreza y avanzar en la carrera por la competitividad mundial. En contrapartida, como reacción a los nefastos efectos generados por las prácticas de muchas de esas ETN, emergieron en el subcontinente organizaciones, frentes y coaliciones sociales de diverso tipo, marcadas por un propósito común: la defensa de lo que consideran son derechos universales o comunes.

Pese a los discursos y recetas neoliberales aplicadas reiteradamente en la región, América Latina sigue siendo, sobre todo, exportador de materias primas y se mantiene como una fuente tradicional de acceso de recursos naturales para las potencias capitalistas y, recientemente, China. Brasil, Colombia, Ecuador, México y Perú están entre los 10 primeros países del mundo en términos de biodiversidad. En consecuencia, no sorprende que las luchas populares contra la privatización del tríptico tierra-agua-energía hayan adquirido un protagonismo de primer orden estos últimos años [2].

Las nuevas experiencias de resistencia contra las transnacionales no pueden comprenderse sin tener en cuenta las luchas generadas en la última década del siglo pasado, que sirvieron para sedimentar un campo de acción muy amplio, primero contra los intentos del imperialismo estadounidense de apropiarse del continente a través del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) [3] y, posteriormente, contra el desembarco de las transnacionales europeas, sobre todo españolas. Aunque ahora las cosas parecen evidentes, es necesario subrayar que, al menos hasta mediados de los años noventa, amplios sectores de la población y no pocos movimientos sociales fueron arrullados por la ilusión de que las ETN europeas eran socialmente más responsables que las de Estados Unidos [4].

Avanzando sobre la cuerda floja

Estos últimos años, una serie de elementos han venido a sumarse para enriquecer el acervo de las revueltas populares [5], aunque también plantean mayores desafíos. En particular, nos referimos a la proliferación de formas de coordinación social transnacional, muy eficaces para combatir las acciones de las ETN con presencia en varios países, así como las victorias electorales de candidatos “progresistas” en Venezuela, Brasil, Uruguay, Bolivia, Ecuador, Paraguay, Nicaragua y Argentina que, en algunos casos, objetivamente han ayudado a frenar las violaciones de derechos sociales y el saqueo de recursos naturales por las ETN.

En el primer caso, la lista de experiencias y movimientos es tan amplia que resulta imposible hacer un recuento completo; no obstante, parece que existen algunas características comunes entre ellas. En un primer tiempo surgen inconformidades y protestas contra las violaciones de las ETN, que desembocan en gestiones institucionales y eventualmente en algún diálogo con las autoridades y representantes de las empresas. Como en general no hay respuestas satisfactorias, las protestas aumentan y se pasa a acciones más directas. La intimidación, la represión y la criminalización del movimiento de protesta aparecen rápidamente como un recurso gubernamental y de las mismas empresas, al que las víctimas responden intentando sumar mayores fuerzas y una mejor coordinación.

En cuanto a la compleja y delicada relación entre gobiernos y movimientos sociales que buscan recuperar la soberanía de los recursos naturales, se han impulsado reformas constitucionales como un reflejo de la importancia de las victorias alcanzadas. Así, el Gobierno de Hugo Chávez ha expandido la presencia estatal en los sectores del petróleo, agua, electricidad, bancos y telefonía, y otro tanto han hecho Evo Morales con el petróleo, gas, agua y teléfonos, o Rafael Correa con el petróleo. Aunque bien vale recordar que la estatización no implica ni mucho menos el control social del sector.

Hay además una línea roja que si no se atiende podría desembocar en una regresión de las conquistas alcanzadas estos últimos años. Aunque esos tres gobiernos han limado algunas de las aristas más perversas de las políticas neoliberales, persiste una visión productivista, desarrollista, cuya lógica inevitablemente lleva a la confrontación con los movimientos sociales de resistencia a las ETN.

Tal es el caso del proyecto que todos los gobiernos de América del Sur apoyan sin excepción: la IIRSA, el proyecto de Integración de la Infraestructura Regional de Sudamérica, surgido hace una década bajo auspicio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que ha provocado una fuerte contestación contra sus devastadores efectos, en particular las acciones realizadas por la Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas (CAOI), que integra organizaciones de Bolivia, Ecuador, Perú, Colombia, Chile y Argentina. Más de 500 proyectos que incluyen la construcción de oleoductos, gasoductos, puertos, redes eléctricas, etc., afectarán, sobre todo, a los territorios donde habitan poblaciones indígenas de esos países. Entre las ETN involucradas en este megaproyecto están las brasileñas Odebrecht (construcción), Petrobrás, Tedesco Maggi (principal exportador de soja de Brasil) [6].

La IIRSA se complementa con otro importante programa, el Proyecto de Integración y Desarrollo Mesoamérica, como se rebautizó al Plan Puebla Panamá (PPP), que a su vez promueven los gobiernos de México, Centroamérica y Colombia. Ese ambicioso megaproyecto neocolonizador que ha beneficiado a las ETN españolas y mexicanas de la electricidad, telefonía y construcción, entre otras [7], llevó en 2001 a la realización del 1er Encuentro Mesoamericano contra el PPP impulsado por más de 100 organizaciones mexicanas, de Guatemala, El Salvador y Estados Unidos.

En otros casos, los presidentes “progresistas” han servido de punta de lanza a los intereses de las ETN, como Lula da Silva en Brasil y su apoyo a las transnacionales brasileñas de la soja, los agrocombustibles, o el petróleo; o el Gobierno de Daniel Ortega y su apoyo implícito a las violaciones reiteradas de Unión Fenosa en Nicaragua.

La firma de tratados comerciales y acuerdos de inversiones que varios de esos gobiernos promueven o aceptan son un veneno que objetivamente debilita las posibilidades de creación y/o consolidación de una alternativa social que favorezca a las mayorías, pues dichos ordenamientos sirven fundamentalmente para favorecer los intereses de las ETN. Un dato puede ayudar a comprender la esencia de este punto. En 1990 los bienes primarios representaron el 44,1 % de las exportaciones de América Latina hacia la Unión Europea, mientras que en sentido inverso los bienes industriales de fuerte contenido tecnológico representaron más del 45 %; en 2008 (último año del que se dispone de cifras oficiales), ambas proporciones fueron de 42,5 % y 44,3%, respectivamente.

En esos 18 años una enorme parte de la riqueza social de América Latina fue privatizada y/o transnacionalizada. Dos casos sirven de ejemplos del asalto cometido. El proyecto de transnacionalización de la Amazonía peruana [8] impulsado primero por Alberto Fujimori y ahora por Alan García, para la implantación de grandes empresas de monocultivos para agrocombustibles, de minería y de lotificación petrolera sobre territorios indígenas. En México, 24 mil concesiones mineras fueron otorgadas por el Gobierno entre 2000 y el 2010. Tan sólo en lo que va de este año, 231 ETN han obtenido concesiones por 50 años sobre 2 millones de hectáreas [9].

Los efectos de la crisis

La crisis capitalista que emergió hace dos años y medio está lejos de resolverse. Las dificultades que enfrenta la acumulación del capital no hacen sino exacerbar la lucha entre las firmas transnacionales y países por la obtención de los recursos naturales y menores costos de explotación. La firma de acuerdos de libre comercio entre los países de América Central, Perú y Colombia con la Unión Europea va a agravar la explotación de los recursos naturales de la región. En este sentido, y dado que el tema de la “propiedad intelectual” está integrado en esos acuerdos, conviene citar un ejemplo de resistencia social contra las ETN. Se trata de organizaciones de Brasil, Perú, Colombia y Ecuador involucradas en una campaña de denuncia contra la Unión Europea y sus laboratorios farmacéuticos, implicados en la incautación de medicamentos genéricos en puertos europeos destinados a las poblaciones de América Latina. La Unión Europea ha violado las reglas internacionales para proteger sus laboratorios, en detrimento de los derechos humanos de las poblaciones de los países afectados por las incautaciones.

Los pueblos de ALC han pagado caro el aprendizaje sobre la presencia de las ETN de Estados Unidos y Europa, principalmente. Desde las trabajadoras de las maquiladoras de México o Centroamérica, hasta los productores de pescado de la región de Atacama o la región de los Lagos en Chile enfrentados a las empresas salmoneras, pasando por los pueblos indígenas de Mato Grosso, Brasil que luchan contra los impactos de la producción de soja para agrocombustibles, la región es un enorme mosaico de movimientos sociales que resisten y construyen alternativas. Ahora un problema se dibuja en el horizonte cercano y sus consecuencias pueden ser tanto o más catastróficas. Se trata del capitalismo salvaje que día a día avanza en China y el peso creciente que el gigante asiático está ganando en ALC. Minerales, petróleo, soja, maderas son requeridos por el apetito insaciable de la acumulación capitalista en ese país, sin que, aparentemente, los gobiernos latinoamericanos se inquieten por sus efectos devastadores.

Por último, es importante destacar iniciativas como las que desde 2004 promueven diversas organizaciones sociales y políticas de la región en asociación con organizaciones de la Unión Europea, vinculadas en la red birregional Enlazando Alternativas. Entre 2006 y mayo de este año, con apoyo de la Fundación Internacional Lelio Basso por el Derecho y la Liberación de los Pueblos, Enlazando Alternativas promovió tres sesiones del Tribunal Permanente de los Pueblos para juzgar las políticas neoliberales y las multinacionales europeas en América Latina y el Caribe. Este tipo de experiencias confirman que las poblaciones y los movimientos sociales de la región están inmersos en una perspectiva largo aliento: rehabilitar la acción política como un ejercicio de los pueblos y a través de ella defender la primacía de los derechos y bienes universales y comunales contra su apropiación por las ETN.
Alfonso Moro es miembro de la Dirección de France Amérique Latine (FAL) e integrante de la Red Birregional Enlazando Alternativas.

Este artículo ha sido publicado en el nº 43 de la edición impresa de Pueblos, julio de 2010, Especial Multinacionales.

Notas

[1] La Inversión extranjera directa en América Latina y el Caribe 2009 , CEPAL, Santiago de Chile, abril 2010.

[2] Ver, por ejemplo: Castro S, G., “El movimiento social Mesoamericano por la defensa de los recursos naturales”, OSAL, n° 17, mayo-agosto 2005, Buenos Aires.

[3] “El Área de Libre Comercio de las Américas”, Alternativas Sur vol II (2003) n° 1, Centre Tricontinental, Louvain-la-Neuve, Centro de Investigación para la Paz, Madrid.

[4] La excepción de esta regla fue México, por ser el primer país del subcontinente en conocer los efectos devastadores del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá que entró en vigor en 1994, y también el primero en firmar un «Acuerdo de Asociación Económica, Concertación Política y Cooperación» con la UE, en 1997.

[5] La diferenciación entre movimiento social, movimiento político y movimiento revolucionario propuesta por Adolfo Gilly, referida a los marcos dentro de los cuales unos y otros se mueven, es de mucha utilidad para intentar comprender lo que sucede en ALC. Ver Gilly, A. «Fragmentación y resocialización de las demandas y los movimientos. Pasaje después de una derrota», Inprecor para América Latina n° 32, mayo 1993, Paris

[6] Ver: Empresas transnacionais brasileiras na américa latina, um debate necessário, Expressão popular e Instituto Rosa Luxemburg Stiftung, São Paulo, 2009.

[7] Moro, B. (2002), “Une recolonisation nommée ‘Plan Puebla Panamá’”, Le Monde Diplomatique, París.

[8] Rumrril, R. (2008), La Amazonía peruana, la última renta estratégica del Perú en el S. XXI o la tierra prometida, CONAM, PNUD, Lima.

[9] Ramírez, E., “Entregan oro y plata de México a transnacionales”, revista Contralínea, n° 179, abril 2010, México.

Fuente:

Latinoamérica ante la crisis ecológica global

América latina tiene por delante un desafío enorme en materia ambiental. A pesar de los cambios políticos profundos suscitados en la región, los gobiernos progresistas no han podido desembarazarse del rol asignado en la división internacional del trabajo. Es necesario rediscutir los fundamentos del sistema capitalista para comprender los problemas ecológicos. Entender no sólo la relación contradictoria capital-trabajo sino también la contradicción capital-naturaleza: la capacidad proveedora y receptora de la naturaleza es limitada y, por lo tanto, incompatible con la acumulación ilimitada de capital.

En este artículo intentaremos exponer brevemente algunos de los desafíos que afronta América latina en materia ambiental. A tal fin, comenzaremos analizando los factores estructurales de la crisis ecológica global. Luego, expondremos lo que hemos denominado desigualdades ambientales, las formas que asumen y los conflictos que pueden albergar. En último lugar, haremos referencia al comportamiento y a las estrategias políticas que los gobiernos latinoamericanos llevan y pueden llevar a cabo.

La humanidad enfrenta una crisis ecológica de gran magnitud y con tendencia a agravarse. Sus manifestaciones pueden agruparse en dos grandes problemas, íntimamente relacionados. En primer lugar, la degradación ambiental, la cual envuelve la contaminación del aire, de los cursos de agua (superficiales y subterráneos) y del suelo. El denominado cambio climático se ha vuelto su cara más visible hoy en día. Y en segundo lugar, el progresivo agotamiento de bienes naturales, esenciales para la vida humana: agua dulce, minerales, tierra fértil, fuentes de energía. Las estadísticas de la World Wide Fund For Nature (WWF) indican que la demanda mundial sobre los recursos biológicos del planeta supera en un 30 por ciento la capacidad de regeneración de la naturaleza.

Es posible ubicar temporalmente la acelerada degradación ecológica en las últimas cuatro décadas, período que coincide con la implementación de las políticas neoliberales. Adjudicar la responsabilidad a la acción del hombre de modo abstracto, como suele hacerse en análisis ligeros o intencionados, oculta la forma histórica en la cual está inserta esa acción.

Tampoco nos conforma adjudicarla en el conjunto de ideas propias de la modernidad, es decir, la fe en el progreso indefinido de las fuerzas materiales. No nos dice nada acerca de cuál es la forma en la que el hombre se apropia de la naturaleza en un momento determinado dado el régimen de producción y reproducción material dominante.

Es necesario rediscutir los fundamentos del sistema capitalista para comprender los problemas ecológicos. Entender no sólo la relación contradictoria capital-trabajo sino también la contradicción capital-naturaleza: la capacidad proveedora y receptora de la naturaleza es limitada y, por lo tanto, incompatible con la acumulación ilimitada de capital.



Capital vs. naturaleza

Dada la estructura atomizada y caótica del capitalismo, la forma predominante en la cual el hombre se vincula con la naturaleza es a través de la apropiación privada y la mercantilización. El hombre se encuentra alienado respecto del mundo natural y el capital fetichiza la naturaleza.

El Estado aparece mediando entre el capital y la naturaleza, regulando su acceso y su explotación. Sin embargo, las políticas de privatización de empresas públicas, desregulación de los mercados y apertura económica del neoliberalismo desarmaron los mecanismos estatales que resguardaban en gran medida la naturaleza.

El capital aceleró, por ende, su dominio sobre el mundo natural en función de la producción de plusvalor. Es un proceso simultáneamente extensivo e intensivo. Extensivo porque el capital se va adueñando de cada porción de la naturaleza, ampliando las fronteras de extracción como continuidad de la acumulación originaria. E intensivo porque cada vez precisa una mayor cantidad de bienes naturales y un mayor sometimiento de las fuerzas naturales.

Asimismo, podemos observar que el debilitamiento de las regulaciones estatales también acelera los procesos de contaminación ya que deja librado a los capitales individuales a deshacerse de desechos sólidos, líquidos y gaseosos sin tratamiento alguno. La lógica de la maximización de ganancias señala que el cuidado del medio ambiente no entra en los gastos productivos del capital.

Desigualdades ambientales

Habiendo analizado las características específicas del modo de producción capitalista en lo que hace a su relación con la naturaleza, ahora veremos cuáles son sus impactos sociopolíticos. Así como estamos acostumbrados a hablar de desigualdad social o económica, consideramos pertinente introducir el concepto desigualdad ambiental para dar cuenta de las relaciones de poder que se reproducen también en el ámbito ecológico.

Existen dos formas en las que se manifiesta la desigualdad ambiental: la desigualdad en el acceso a y control de los bienes naturales y la desigualdad en el acceso a un ambiente sano. La primera forma se refiere a las asimetrías de poder existentes para disponer, aprovechar, utilizar bienes esenciales para la vida, tales como agua, tierra y energía. La segunda forma está relacionada con la protección del medio ambiente y con las asimetrías de poder en la distribución de la degradación ambiental derivada de actividades productivas.



En el caso de la actividad extractiva de la minería y de los hidrocarburos se conjugan ambas formas de desigualdad, ya que en todo el mundo son apropiadas por poderosos capitales transnacionales en detrimento del acceso de poblaciones locales, que además sufren desplazamientos territoriales, y se realiza con bajos costos económicos y altísimos costos ecológicos, dada la utilización de grandes cantidades de agua, contaminación con químicos, quema de gases, etc. También resultan peligrosas estas actividades en su transporte, sea por la rotura de mineraloductos, oleoductos y gasoductos o las pérdidas en barcos petroleros.

La persistencia o la magnitud de las desigualdades ambientales son generalmente condición de posibilidad de conflictos socioambientales: se trata de disputas por la apropiación y/o mantenimiento de los bienes naturales y por el acceso a un ambiente sano o por la protección del medio ambiente, a escala local, nacional o internacional. Al mismo tiempo atraviesan distintos tipos de desigualdad social que generan nuevos conflictos o disputas en viejas relaciones desiguales, como el clásico intercambio desigual entre los países del Norte y los países del Sur. En los primeros se ubican los grandes centros de demanda, consumo y contaminación, mientras que los países más pobres quedan relegados a meros proveedores de bienes naturales. Un dato que ilustra: el 80 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero que producen el cambio climático pertenece al 20 por ciento de la población mundial, concentrada en Estados Unidos, Europa y Japón.

Se reedita la división internacional del trabajo, donde las regiones con grandes riquezas naturales que escasean en otras partes del mundo se tornan apetecibles para la apropiación capitalista. Las riquezas de América latina la convierten nuevamente en un proveedor de materias primas, alimentos y energía para las economías industrializadas. A su vez, los países más ricos intentan trasladar el costo ambiental de las industrias más sucias. El ejemplo más cercano son las plantas de celulosa, siendo la pastera UPM (ex Botnia) la que generó más conflictos y cobró mayor notoriedad.

Dentro del ámbito nacional, también existen desigualdades ambientales que se superponen con desigualdades de otro tipo. En condiciones normales de acumulación, la apropiación capitalista restringe progresivamente el acceso a los bienes naturales y genera una distribución de los efectos de la degradación ambiental en mayor medida sobre pobres, negros, indígenas, campesinos, etcétera. En tiempos de crisis, sea económica o ecológica, la brecha de la desigualdad ambiental también se agranda porque el capital está dispuesto a salvar su propio pellejo a cualquier precio, transfiriendo los costos hacia otros sectores sociales.

Del extractivismo al neoextractivismo

En el contexto de las desigualdades analizadas, América latina tiene por delante un desafío enorme en materia ambiental. A pesar de los cambios políticos profundos suscitados en la región en la última década, los gobiernos progresistas no han podido desembarazarse del rol asignado en la división internacional del trabajo y en algunos casos lo han profundizado.

Países como Venezuela y Bolivia han tenido un destacable rol a nivel internacional como sucedió en Copenhague en diciembre pasado, responsabilizando al mismo sistema capitalista en relación con el cambio climático. Asimismo, cabe enfatizar la importancia de la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre Cambio Climático impulsada por el presidente boliviano Evo Morales y que tuvo lugar en Cochabamba en abril último.

Sin embargo, son numerosas las tareas pendientes en el marco interno. Si en la etapa neoliberal predominó una política extractivista con respecto a la naturaleza, la última década es caracterizada por el investigador uruguayo Eduardo Gudynas bajo el rótulo de neoextractivismo.

El término extractivismo se refiere al predominio de actividades económicas basadas en la remoción de grandes volúmenes de bienes naturales, que no son industrializados o se lo hace limitadamente, con el objetivo prioritario de destinarlos a los mercados internacionales. En la historia de América latina no resulta una novedad ya que podríamos remontarnos a los inicios de la colonia misma. Pero sí es interesante observar cómo las políticas neoliberales de la década de los noventa profundizaron el perfil primario exportador de las economías latinoamericanas a partir de una legislación favorable a capitales transnacionales.

A pesar de una retórica crítica del neoliberalismo, en las políticas de los gobiernos progresistas persiste buena parte de los componentes de aquel extractivismo combinados con nuevas características. El neoextractivismo promueve un estilo de desarrollo basado en la explotación intensiva y extensiva de la naturaleza, que alimenta un entramado productivo escasamente diversificado y muy dependiente de la inserción internacional como proveedores de bienes naturales. Los altos precios internacionales redoblan las exportaciones petrolera, minera y de monocultivos. El componente más novedoso es que el Estado adquiere un rol más activo en esos sectores, buscando fundamentalmente la captación de una mayor renta que le permita una redistribución de ingresos a través de políticas sociales. En muchos casos, los gobiernos logran una legitimación importante hacia el conjunto de la población pero se avizora como una política con límites muy definidos. Además de los impactos negativos sobre la naturaleza, se agrandan las desigualdades ambientales en las regiones donde abundan riquezas. No casualmente sino causalmente, se multiplican los conflictos ambientales donde es común encontrar poblaciones locales, campesinas e indígenas enfrentadas a transnacionales petroleras y mineras o resistiendo el desplazamiento que imponen los monocultivos.

Difícilmente los gobiernos latinoamericanos cambien el rumbo en el corto plazo y todo hace suponer que las tensiones sociales seguirán presentes en los próximos años. Si bien Gudynas nota las diferencias entre países de acuerdo con el tipo de intervención del Estado y el desenvolvimiento de las economías extractivas, creemos necesario enfatizar aún más estas diferencias.

En algunos casos se mantiene el control privado de aquellos sectores, como claramente podemos notarlo en la Argentina. La explotación de hidrocarburos sigue en manos del capital a pesar de la brusca caída de reservas y la crisis energética que acecha la economía desde hace unos años. Los megaemprendimientos de minería a cielo abierto se multiplican por decenas pese a las consecuencias negativas para el medio ambiente y la salud de las poblaciones aledañas. La soja transgénica sigue ampliando su frontera, a costa de poner en riesgo la soberanía alimentaria nacional y a costa de la contaminación con agroquímicos.

Por otro lado, hay países que avanzan en el control estatal de las economías extractivas, como es el caso de Venezuela. A través de una profunda reforma en la legislación y la renegociación de contratos, el Estado logró alzarse con el control mayoritario de los pozos petroleros. Ciertamente los impactos ambientales de la explotación de hidrocarburos no desaparecen simplemente por un cambio en la forma que se asume el control. Pero sí nos interesa destacar el control estatal como un paso necesario para, posteriormente, avanzar hacia el control social de la actividad y sus impactos.

La transformación política y social es condición ineludible hacia la planificación democrática de la explotación de los bienes naturales y del cuidado del medio ambiente. Ello requiere también una transformación cultural que estimule una democracia cada vez más participativa. Finalmente, aun con buenas intenciones, la transición a una sociedad ecológica es una utopía si no se cuestionan y trastocan los fundamentos de la producción y reproducción capitalista.

Ignacio Sabbatella, Becario Conicet, Instituto Gino Germani (UBA)

Revista Voces en el Fénix
http://www.vocesenelfenix.com/sabbatella2.html

Observatorio Petrolero Sur | OPSur
http://opsur.org.ar/

Fuente:

DOCUMENTAL: La doctrina del shock


Titulo: La Doctrina del Shock
Formato: XviD
Idioma: Inglés (subtitulado al español)
Tamaño: 784 MB
Duración: 78 Min.





La película rastrea los orígenes de las teorías radicales de Milton Friedman en la universidad de Chicago y su puesta en práctica, durante los pasados cuarenta años, en países con situaciones tan dispares como el Chile de Pinochet, la Rusia de Yeltsin, la Gran Bretaña de Thatcher y, más recientemente, las invasiones neo-con de Afghanistan e Irak. The Shock Doctrine pone al descubierto el lado más oscuro de la ideología de Friedman, tan impopular que sólo pudo imponerse mediante la tortura y la represión. Continuación natural de su gran éxito "No logo".

Basada en el libro de Naomi Klein, trata del auge del llamado ‘capitalismo del desastre’. Éste insta a los gobiernos a aprovechar periodos de crisis económicas, guerras, desastres naturales, ataques terroristas y epidemias, para saquear los intereses públicos y llevar a cabo todo tipo de reformas a favor del libre mercado. Medidas tan despiadadas que sólo han podido imponerse mediante el miedo, la fuerza y la represión.

La película rastrea los orígenes de este capitalismo salvaje en las teorías radicales el Premio Nobel de Economía Milton Friedman y su posterior implementación en todo el mundo, desde las dictaduras en Chile o Argentina de los años 70, a la Gran Bretaña de Margaret Thatcher, la Rusia de Yeltsin, o las no tan lejanas invasiones neoconservadoras en Afganistán e Irak.

Ante una época de crisis mundial como la que vivimos, hoy más que nunca clama la necesidad de una alternativa al neoliberalismo aplicado en todo el mundo durante los últimos 60 años. Tal como dijo Donald Rumsfeld: “Milton Friedman encarna una verdad: que las ideas tienen consecuencias”.

DOCUMENTAL: El gran timo del calientamiento global


Titulo: The Great "Global Warming" Swindle
Genero: Documental
Idioma: Español
Duración: 51 Min.
Formato: AVI
Tamaño: 309 MB


Ver vídeo










Ofcom, el regulador de los medios de comunicación británicos, ha determinado que el documental The Great Global Warming Swindle (El gran timo del calentamiento global), no fue objetivo y ha acusado al canal que lo emitió por primera vez en marzo de 2007, Channel 4, de no cumplir las reglas de imparcialidad y veracidad básicas. En España, el documental fue emitido por Telemadrid el 15 de noviembre de 2007.

El trabajo, cuyo argumentario ha sido muy utilizado por los escépticos del cambio climático como contrapunto a las tesis de Una verdad incómoda, de Al Gore, se ha vendido a 21 países y distribuido en DVD. Desde el primer momento, el documental fue objeto de críticas, protestas, e incluso reclamaciones de los que intervinieron en él. Entre los reclamantes estaba David King, científico y consejero del Gobierno británico, que afirma que el programa le atribuyó comentarios que él no había realizado y que no se le permitió replicar.

En total han sido 265 quejas las que ha recibido Ofcom sobre el programa, además de un documento que alega que se cometieron 137 infracciones del código de difusión del organismo regulador. El Premio Nobel de la Paz 2007 Rajendra Pachauri espera que lo ocurrido suponga “una reivindicación de la credibilidad y la categoría del Panel Interguvernamental sobre el Cambio Climático” (IPCC) que él dirige.

Así se demuestra como los medios de comunicación, al ser los perros de las élites, envían a la inquisición a cualquier postura o pensamiento, en contra de lo que élites te quieran vender.

Al Gore, es un vocero más de las élites, y el mensaje de su "Una Verdad Incómoda" no es más que una cortina de humo para justificar más y más impuestos a favor del medio ambiente.

más impuestos = más dinero
más dinero = más deuda
más deuda = más esclavitud

DOCUMENTAL: La Spirale


Titulo: La Spirale (La Espiral)
Genero: Documental
Idioma: Frances (subtitulos en Español)
Duración: 138 Min.
Formato: AVI
Tamaño: 868 MB



Descargar









La Spirale es un riguroso y apasionante documental político de 140 minutos que expone los mecanismos del plan destinado a destruir, por todos los medios, el proyecto de socialismo democrático. El documental fue realizado por el sociólogo belga Armand Mattelart, quien, en 1962, es contratado por el departamento de sociología de la Universidad de Chile de Valparaíso. En esos años los estrategas del Pentágono constatan que las expediciones punitivas que Théodore Roosevelt llamaba el “gran garrote”, no son suficientes; el estancamiento militar en Vietnam les indica que en los conflictos hay otros factores, más complejos que el poder de fuego. Descubren entonces que las sociedades se dividen en clases y que puede intervenir sobre sus contradicciones. En otras palabras, en Estados Unidos se reflexiona sobre cómo los intereses de las clases poseedoras chilenas pueden ser defendidos por otras clases. La Spirale describe estos estudios, especialmente los modelos de simulación, muy en boga por esos años. La Spirale, sin duda el más acabado sobre las técnicas de desestabilización que se utilizaron contra el gobierno de Salvador Allende.

DOCUMENTAL: Control Room (Sala de Control)



Titulo: Control Room (sala de control)
Genero: Documental
Idioma: Ingles (subtitulos en Español)
Duración: 86 Min.(86:30)
Formato: AVI
Tamaño: 512 MB















Control Room es un documental sobre los días previos al bombardeo y los posteriores a la invasión de Iraq. Con las directas amenazas de “Mister Danger”, hacia esa soberana nación, incluidas. Y sobre las desesperadas maniobras norteamericanas por ”vender” esa guerra a la opinión pública mundial, por medio de la propaganda incansable que pretende ser aceptada incondicionalmente y sin cuestionamiento alguno. Como si de una religión se tratase.

DOCUMENTAL: ENDGAME (Juego Final): Plan de esclavitud global




Titulo: ENDGAME (Juego Final) Plan de esclavitud global
Genero: Documental
Idioma: Inglés (subtitulado español)
Duración: 2 horas 19 minutos
Formato: AVI
Tamaño: 401 MB


Ver vídeo








El director es Alex Jones este documental es un informe filmado por el mismo trata sobre diferentes políticas de eugenesia de países y políticas para reducción de personas (o sea controlan la superpoblación) este Alex Jones investiga a el grupo Billdelberg que son los Rockefeller y los miembros restantes son de las 120 personas más ricas del mundo en sus políticas en su planeamiento del nuevo orden mundial. Sobre el final dice la posta sobre el calentamiento global que no es porque se esté liberando dióxido de carbono a la atmósfera ese es un chamuyo para ponerle impuestos al gas, combustible y todo de lo que usamos habitualmente los humanos y es imprescindible. El sol cada año aumenta su masa y su temperatura naturalmente. (la verdad que muy buena).

DOCUMENTAL: Zeitgeist III - Moving Forward


Titulo: Zeitgeist III Moving Forward
Género: Documental
Idioma:  Ingles(con subtitulos en español)
Duración: 161 Min
Formato: AVI
Peso: 844MB












Zeitgeist: Moving Forward, del director Peter Joseph, es un trabajo documental que presentará la necesidad de una transición de nuestro paradigma monetario socioeconómico el cual gobierna la sociedad mundial entera. Este tema en cuestión trascenderá los problemas del relativismo cultural y las ideologías tradicionales y se dirigirá hacia el núcleo, los atributos base "de vida" de la supervivencia humana y social, extrapolando aquellas leyes naturales inmutables hacia un nuevo paradigma social sustentable denominado "Economía Basada en Recursos".